Y se juntaron Rosario y la Capital,
se juntaron el bien y el mal,
se juntaron dos almas en una sola
se juntaron Sabina y Piazzolla.
Se juntó una religión que era puro corazón
con otra que nunca existió,
se juntaron dos camas y no alcanzaban
para tanto fuego, tanta acción,
tanto descontrol.